Una mañana fria de invierno, llego con el portatil colgado, la bolsa de la comida y las llaves de la tienda en la mano.
Desde lo lejos, me doy cuenta de que hay alguien esperando en la puerta, y no es mi compañera... Al acercarme, reconoci la figura de una ancianita pasmada de frio y con una bolsa de nuestro distribuidor en la mano... Haciendo memoria, recuerdo que aquella mujer, vino unos dias atras a nuestro establecimiento. La verdad y que quede entre nosotros, aquella mujer seguia en la edad de piedra.
Pues bien, sin dejarme ni meter la llave en la cerradura, empieza a echar pestes sobre mi y sobre la compañia a la que representamos. Yo me quedo ojiplatico, mientras termino de quitar los cerrojos y levantar el cierre. Sin siquiera cambiarme la ropa de calle, escucho atentamente todos los gritos de la señora.
- Este movil que me has vendido no funciona.
- Que es lo que ocurre señora? - pregunté extrañado
- Como que le ocurre, pues que no se ilumina, no suena, ¡¡¡ NO HACE NADA!!!
- ¿Pero lo a puesto a cargar?
- Si claro, no soy tan estupida, que te has creido? (luego vereis, como, tonta no, pero algo bocazas....)
- Dejemelo, vamos a echarle un vistazo. - al cojerlo me extrañe de lo ligero que resultaba el terminal para su peso normal..... me dispuse a quitarla la tapa para comprovar mis sospechas....
OHHH SORPRESA.... LA BATERIA NO ESTABA...................
La pobre mujer, dandose cuenta de su metedura de pata, no sabia donde meterse...
- Hay hijo, lo siento, que me he puesto como una histerica, que vergüenza....
- No se preocupe, señora, que todos cometemos errores, pero gracias por las disculpas
A los dos dias, la mujer, aun roja de la vergüenza, se paso con una bandejita de pastelillos, aun pidiendo perdón por su error y su mala educacion.
Esto nos debe servir a todos para, por un lado, saber que cuando somos clientes, estamos en nuestro derecho de reclamar lo que es nuestro, pero recordando que quien esta al otro lado del mostrador, es una persona que merece, como minimo un cierto respeto hacia su persona y profesionalidad, y por otro, aprender que no hay que sacar los humos a pasear sin estar seguros de que no nos asfixiaremos con el.